miércoles, 31 de julio de 2013

En la Retina

Con esta entrada nos gustaría comentaros aquellas pequeñas cosas o detalles que se van quedando en la retina, como flashes, por los sitios que vamos pasando, pero que no mencionamos en las entradas normalmente.

Un ejemplo puede ser las numerosas escalas que aparecen en los canales y ríos, que marcan la altura del cauce, para controlar avenidas de lluvia, etc. A Fini le gusta mucho fotografiarlas. El otro día vimos como un hombre daba vueltas a una manivela para subir el puente de un canal y así poder pasar el barco.

Hay tramos de bosque en bici que han sido memorables, por su frondosidad y trazado, que parecen rutas senderistas: de Harsefeld a Jork, antes de alcanzar el Elba; y de Popenbuttel por el cauce del Alster hasta Hamburgo.

La salida de Mons por el bosque y de mañanica y el tranquilo paseo que nos hicimos por el puerto de Bourg a Saintes en Francia (La Gironda)

Hay un montón de esculturas y detalles que la gente pone en su jardín, gnomos, carritos con flores, molinos pequeños, etc.

En Gante nos perdimos queriendo callejear por barrios no turísticos y descubrimos un pequeño barecillo donde un rockero trasnochado tocaba un Blues.

En Utrecht, sobre el 18 de Julio coincidimos que se celebraba las Olimpiadas Juveniles Europeas y en el albergue conocimos a los padres de un nadador español. También por casualidad, el otro día, mientras pedaleamos, alguien nos gritó "españoles!"y resultó ser un triatleta de élite español que se llama Israel, conoce a Iván Raña y toda la pesca...

Otra incidencia más cotidiana son las sorpresas cuando compras algo para comer y al abrirlo descubres que es otra cosa: un café preparado que terminó siendo leche para añadir al café, mantequilla para el desayuno con sabor a ajo, yogur natural con sabor a almendras amargas (sabor que se estila mucho en Alemania para todo tipo de postres), etc...

Luego estarían esas reseñas históricas que vamos descubriendo y no hay tiempo de profundizar. Este es el caso de la Liga Hanseática que se formó en las ciudades importantes del Norte de Alemania, como una poderosa unión comercial para defenderse de los piratas (Bremen, Hamburgo...) y que dio lugar al desarrollo de una cultura que luego trascendió a la unión federal de Alemania.

domingo, 28 de julio de 2013

Los Sinsabores

El motivo de este post es para contaros un poco de la "letra pequeña" de este maravilloso viaje. Lo que escribimos en el blog es la mejor parte, pero en base a los comentarios que algunos nos haceis, queremos compartir también que esta aventura o viaje con mayúsculas, tiene su parte no tan maravillosa:

A veces estresa el llamar por teléfono en otro idioma para convenir el alojamiento, muchas veces no sabes si el que conteste hablará inglés o francés, alemán, holandés...

Cansa el parar  y arrancar, el mirar los mapas y las señales de la ruta, derecha e izquierda, izquierda y derecha. A veces marea. Por ejemplo, en Hamburg, a big city, buscar una dirección puede ser complicado, si tus anfitriones viven en una zona residencial, no llevas mapas de detalle...sencillamente te pierdes.

Otra cosa son los golpes y caídas tontas. Yo me he dado varios con los pedales y voy señalado en la pierna izquierda. Fini metió el otro día el pie en unas rejillas de las que hay para que no pase el ganado, se le volcó la bici encima y lleva amoratada la pierna izquierda.

De momento han habido dos pinchazos, rueda atrás de bici de Fini, rueda delantera de la mía. Además en la chota de Fini, en París hicimos una reparación importante cambiándole un radio y la pieza del eje de la palometa de la rueda trasera. A lo que hay que añadir un par de ajustes de frenos y engrase de cadenas.

Un sinsabor más, nunca mejor dicho, es no comer lo que te apetece cada día. Visitamos con frecuencia los super, pues comemos muchas veces en ruta y porque la vida por aquí es cara..... nuestra España querida!

El oler a sudor, el ir algo manchado y con la ropa arrugada es algo habitual y ya natural. Te pones a hacer pis en cualquier sitio. O sea, la verguenza se pierde un poco ante la necesidad, y como nadie te conoce...no hay complejos.

Añadiríamos a los anteriores las discusiones para ponerte de acuerdo con el otro y roces, producto de la convivencia a 24 h/día con cansancio encima. Pero al tiempo, si el otro desaparece por un momento, te sientes algo perdido.

Todas estas cosas son parte del Camino...


sábado, 27 de julio de 2013

Por fin el Elba

Bremen-Hamburgo

La salida de Bremen, pasando por la Estación Central, nos llevó por la ciudad universitaria y las indicaciones perfectas para bicicleta. Primero Lilienthal y Zeven, hasta Harsefeld. Allí no teníamos ningún alojamiento seguro, lo que hicimos fue esperar que abriera la iglesia protestante que da acogida a los peregrinos,  que por ser viernes, no abría. Así fue como conocimos al marido de la encargada del Museo del Kluster de Harsefeld, Carlos, antiguo capitán de barco, que hablaba inglés.

De una forma muy diligente nos puso en contacto con otra iglesia, la católica de San Miguel, donde una concha de Santiago marcaba el punto de acogida. La hermana Theresia nos abrió las puertas del albergue que ofrecen a peregrinos. Amabilidad extrema, sitio limpio y moderno. Otra gran sorpresa del Camino.


La salida al día siguiente por el bosque del Antiguo Monasterio Benedictino (último reducto católico en el Elba después de la Reforma) hasta Honemburg nos deleitó con un entorno de lo más rural, una delicia matutina con lago, cisnes, y hasta cerditos.

Al igual que el Sena en París, el Elba recorre la ciudad de Hamburgo. Pero la diferencia importante, tal y como pasó en Amberes, es que hay que cruzar el río para entrar a la ciudad, pero esta vez en barco. Es curioso que no haya otro acceso para bicis. Si lo hay para coches sólo por autopista. Al cruzarlo, el mismo corredor del Elba, te introduce en la ciudad.


Aquí el río forma muchos canales como en Amsterdam, Utrecht y otras ciudades de Holanda. Los edificios antiguos se solapan con los modernos formando una disposición curiosa y atractiva a la vista.

El Elba es el rio más conocido de Hamburg, pero donde la gente sale a pasear, corre, hace bici, rema, nada y se tumba en la hierba a tomar el sol, es en el Alster, que recorre más de 20 km, hacia  el norte de la ciudad entre bosques y jardines.

El edificio del ayuntamiento (Rathaus) es impresionante y entre los bloques modernos, sobresalen las cúpulas altísimas de San Miguel, San Pedro y Santiago. Luego están las protestantes y las luteranas. O sea que aqui rezar, se puede. Hay un barrio con muchos restaurantes portugueses, prueba de que éstos vienieron mucho en barco por aquí. Al lado del río está la fábrica del Airbus.

Nuestros anfitriones hoy han sido Michael y Jutta, que tambien han hecho el camino de Santiago en España y Francia. Michael nos vino a recoger en su coche con las bicis y todo para ir a si casa. Allí nos tenían preparada la buhardilla. La verdad que a veces nos sentimos abrumados. Han sido muy gentiles y nos han acompañado un rato en bici por la mañana en nuestra ruta.

De Alemania podemos decir que esta parte, La Baja Sajonia, es llana, hay molinos y canales como en Holanda. En cuanto a la gente, amable, si te ven  parado consultando un mapa se detienen para ayudarte, pero hablan poco inglés.

jueves, 25 de julio de 2013

Cuarta frontera

Esta vez la entrada a Alemania no nos pilló de sorpresa, pues el paso a través de el Mar del Dollard. Este es una bahía del Mar del Norte bordeada por Holanda y Alemania. La construcción de diques ha ganado una franja de tierra cultivada en los polders, que antes tenían agua salada y ahora pasto para ganado. La sensación al divisarlo es como la de un mar hundido que no tiene apenas oleaje.

Al cruzar el puente de la línea divisoria, con las banderas de las dos naciones, nos dirigimos a Bunde e Ihrhove, donde pasamos la noche en el Rotbuche, regentado por una alemana muy simpática.

Al día siguiente, nos dirigimos a Oldenburg, paso previo de Bremen. Ciudad histórica,  coqueta y universitaria que dejamos con pena de no poder visitarla con más detenimiento, pero con tiempo suficiente de tomarnos una cerveza de trigo alemana.


De ahí a mediodía salimos a cubrir los kilómetros que faltaban hasta Bremen. El tiempo estaba amenazante ya por la tarde y antes alcanzar la gran urbe lo hizo la lluvia. Según lo previsto encontramos la dirección de nuestra acogida jacariana, casa de huéspedes en versión alemana (Gasthaus).



lunes, 22 de julio de 2013

Acogidas y despedidas

Utrecht-Groningen

Conforme a la recomendación que nos hizo un chileno que conocimos en el Stone de Utrecht enfocamos nuestras ruedas rumbo a Amersfoort, ciudad medieval donde se encuentra la "puerta de agua" más antigua de Europa.

Ermelo era el final de nuestra etapa, donde teníamos acogida de los Amigos del Camino en Holanda. Después de una jornada de pedaleo corta pero calurosa, llegamos a casa de Jan y Mey Hwa, dos doctores retirados. Su experiencia en el Camino les había hecho entusiastas y pudimos comprobar en las fotos que nos dejaron ver, que no se amedrentaron por el duro invierno de Holanda, caminando con nieves y hielos.

Tuvimos la suerte de que Jan fuera estudiante de español y hasta nos obsequió poniendo música de guitarra y Mey Hwa preparó una auténtica cena holandesa. En fin, unos magníficos anfitriones, teniendo el honor de haber sido los primeros españoles que acogían.

Al día siguiente Jan nos acompañó con su bici a la salida de Ermelo para conectar bien con el carril bici de Harderwijk, Elburg y Kampen y así aprovechó para hacer un poco de deporte.


Estas ciudades estaban en la orilla de un lago que antes fue mar, y al cerrarlo con diques se ha quedado con agua dulce. Antiguas ciudades medievales que tenían puertos importantes, con sabor a pueblos marineros donde es típico comer el arenque fresco.

Sobrepasado el gran puente de Kampen sobre el Ijssel nos dirigimos a Meppel, donde teníamos acogida esta vez de los Amigos de la Bicicleta (Vrienden op de Fiets). Esta es una asociación con mucha solera en Holanda que ofrece alojamientos en casas particulares a viajeros ciclistas. La pareja que nos acogió pasaban los 70 y eran también aficionados al ciclismo, como muchos en Holanda. También este anfitrión nos acompañó a la salida al día siguiente en su bici, para aclararnos el camino a Groningen.

Siguiendo las señales blancas-rojas para ciclistas, y siempre bordeando algún canal navegable, con los típicos puentes levadizos y salpicados de algún que otro molino, llegamos a Groningen. Tras un día de fuerte calor, bastante extraño para estos meses, vimos en Groningen una ciudad universitaria entre mediana y grande, con su Grote Markt y su Torre.


La acogida de este día fue de los Amigos del Camino. Conocimos por fin a los Middeldorp que nos recibieron con una gran sonrisa y ganas de hablar. Dos profesores de secundaria que llevan 11 años que pasan sus vacaciones haciendo el Camino por España y otros países, incluso con sus alumnos holandeses.


Finalmente, dos tópicos se cumplen sobre Holanda, que es llana y que es el país de las bicis en Europa por excelencia. Ahora, bien, poco sabíamos de sus gentes. Con las que hemos estado, amables, atentos, abiertos. En fin, recorrerla ha sido un placer.

sábado, 20 de julio de 2013

De bicis y biciclistas

En Francia comenzaron los primeros avisos de que la mentalidad y educación con respecto a las bicis es diferente que en España. Las entradas a ciudades como Burdeos o Poitiers te llevaban por carril bici hasta el centro de las mismas. Había gente moviéndose en bici entre los coches y entre los tranvías.

Los sábados y domingos, al igual que en nuestro país encontrábamos grupos de ciclistas que hacían su salida de fin de semana. La novedad era encontrar casi siempre alguna mujer en el grupo. ellos nos saludaban con el típico bonjour o bon courage. Pero en el fondo se preguntarían dónde íbamos?

En Bélgica, la cosa fue a más, ya puedes ir de pueblo a pueblo en bici. En las ciudades y los pueblos la gente va en bici de forma habitual. Hay aparcamientos por doquier. Las carreteras tienen todas un carril bici por donde puedes circular, con tu semáforo para bici y de normal, las bicis son prioritarias.

Pasamos junto a la casa de Eddy Merckx, donde tiene una ruta ciclable de 46Km con su nombre.

 Pero donde verdaderamente hay una cultura global, dónde la bici no es una afición, sino un estilo de vida, es en Holanda.

No importa la edad del individuo, 5 u 80, mujer o hombre, con pantalón corto o largo, con falda o tacón. Para ir al trabajo, para volver de él, para salir a dar un paseo. Todo el mundo tiene al menos una bici. En España todos tenemos al menos un coche.

Es impresionante comprobar que sólo tienes que salir de tu casa, agarrarla, decidir dónde vas y ya. No tener que preocuparte de los coches, 
pues además la mayoría de las veces te ceden el paso

Otro capítulo aparte, merecen las bicis, los tipos, las formas de llevarlas y los accesorios de las mismas.

En general, estamos hablando de bicis de paseo muy con buenos materiales y acabados. Portaequipajes, guardabarros, frenos, cambios, cubiertas, todo de buena calidad. Hay que considerar que  la gente coge todos los días la bici, lo que implica varios miles de kilómetros al año. El otro día, nuestro anfitrión de 74 años nos dijo que hace unos 3000 km/año. Ahí es nada! Hay unos que llevan delante una caja de plástico, otros un cajón largo con una rueda para llevar las compras o a los niños. Con sus alforjas detrás. Los niños delante, atrás o en ambos sitios. Algunos van en tándem...hay para todos gustos.



La bici está tan incorporada a la vida cotidiana, que hay parking subterráneos públicos para guardarlas, en las escaleras raíles para arrastrarlas, la combinación de la bici con cualquier otro transporte es bastante normal, hasta con barco, en fin...el mundo de las bicis aquí en Holanda.

viernes, 19 de julio de 2013

La Rendición y el Tratado

Con este título sabeis en qué país estamos? Por si acaso, las fotos seguro que os dan una pista.

Tercera frontera
La salida de Amberes fue por otra LF, esta vez la 2, atravesando el gran puerto de Amberes, nos hizo recordar lo importante que tuvo que ser esta ciudad en el pasado (también en el presente). Un ir y venir de camiones en el puerto nos dio paso a una zona residencial de bosques y sin darnos cuenta pasamos a Holanda: un molino de viento, las matrículas de los coches, las vacas...Ahora no hubo ni caseta fronteriza.

El destino en Breda era el Begijnhof, un antiguo barrio de monjas que actualmente se ha reciclado en casas de alquiler -sólo para mujeres-. Allí María, una peregrina habitual del Camino, da acogida a los viajeros jacobeos. No mucho pudimos ver en esta ciudad ya que la salida de este "refugio" estaba restringida hasta las 18h.

Breda-Utrecht
Comenzamos la etapa por vías ciclables hasta Gorinchem. Atravesamos el río Mosa y el Rhin. Ejemplos de todos los cauces que desembocan en Holanda formando en este país un gran delta surcado por las aguas que nacen en Europa, dando lugar a multitud de canales. Siguiendo uno de estos canales llegamos a Utrecht. El paso por numerosos puentes levadizos nos resultó muy simpático.

Hasta ahora habíamos tenido miedo de circular junto a los coches, pero en Utrecht lo que impone de verdad es circular entre los miles de biciclistas que hay. A las 17h coincidimos con riadas de ellos que intuimos, salían de su trabajo e iban a sus casas. Prueba de ello, son los atiborrados aparcamientos de bicis.

Horas antes habíamos hablado con Pieter, nuestro contacto del Camino en Utrecht. La sorpresa que tuvimos fue que su mujer es Ana, una bioquímica de Murcia que trabaja en un proyecto de investigación.

Aparte de las avalanchas de bicis, vimos muchos canales, ambiente universitario, rincones y terrazas bohemios y románticos que recuerdan a otras ciudades como Amsterdam o Gante... Por último es destacable que este año se celebra el 300 aniversario del Tratado de Utrecht, donde se firmó una serie de tratados multilaterales que hicieron terminar la Guerra de Sucesión Española y por el que perdimos entre otros territorios, Gibraltar y los Países Bajos.


martes, 16 de julio de 2013

Remontando el Escalda

Tournai-Gante
Nuestra primera ciudad en la Belgique, ha sido Tournai. Nos ha sorprendido por ser una ciudad a la medida con muchos museos. El edificio del ayuntamiento es impresionante.

Hasta Gante, han sido 80 km por la margen del Escalda, pasando por Ourdenaarde donde coincidimos con una carrera de triatlón. El río, tiene carril bici (como el Loira), qué tranquilidad! Y así, hasta el mismo corazón de Gante.

Ésta es sin duda una de las ciudades más bonitas que hemos visto: castillo, canales, plazas pequeñas con rincones románticos, varias plazas con los edificios típicos de fachada en escalera, tranvías...etc. Total que nos hemos quedado un día más para conocerla mejor.


Gante-Amberes
De Gante a Amberes, han sido algunos kilómetros más, siguiendo de nuevo el Escalda y la LF (Lange Fietsroute) número 5 que es como se denominan las grandes rutas en bici.

Bélgica se divide en dos regiones, la de Wallonia y la de Flandes, esta última en la que estamos, en tiempos, cuando era rey Carlos V, fue territorio español, así que nos tienen un cariño "especial". Son un poco nacionalistas y se habla el flamenco que no se entiende ni papa, aunque algunas palabras vamos aprendiendo. Ejemplo, fietser es ciclista, baden es baño, dag es día, Antwerpen es Amberes...

Por cierto, para que se nos reconozca, y como también estamos un poco orgullosos de nuestro país, en París hicimos español a nuestro super-héroe. Y algunos "buenos días" ya nos han dado al ver la bandera.

Para llegar a Amberes hemos tenido que utilizar dos medios, cual de los dos más curiosos. Primero cruzar un canal en ferry para llegar a Temse (gratis) y otra atravesar el Escalda por un túnel con ascensor-funicular para ir al centro de la ciudad. Junto a la catedral nos esperaba Paul, nuestro hospitalero enamorado del Camino. Ha sido muy amable.


Amberes fue una ciudad rica en sus tiempos. Es muy conocida por los diamantes. Pero es muy bonita. Cerca se huele el Mar del Norte.


lunes, 15 de julio de 2013

Las Dos Grandes Guerras



El tramo final por la zona norte de Francia, en la región de Picardie, nos hizo descubrir un territorio muy cercano a Bélgica y por ende a Alemania. Es por ello que en la Segunda Guerra Mundial, los alemanes entraron en terreno galo por aquí y donde al parecer, se libraron cruentas batallas.

Prueba de ello, es que en cada pueblo existe la estatua de un soldado junto a una placa con muchos nombres, como monumento a los caídos, algo parecido a la Cruz de la Calle Ancha de Albatera. Cada pueblo además tiene una placa conmemorativa hacia los mismos, en especial si fueron soldados de otros países.

El grado de agradecimiento del pueblo francés hacia los soldados extranjeros que lucharon por liberar Francia y por consiguiente a Europa, lo pudimos comprobar en Chateau Thierry, donde los franceses donaron unas cuantas hectáreas de bosque a los Estados Unidos para que erigieran un monumento y un cementerio, de forma que este trozo de terreno es territorio Norteamericano.

Allí hay perennemente una persona americana, a modo de embajador. Y todos los días del año, a las cinco de la tarde bajan la bandera mientras suena el himno a los caídos. Momento al que asistimos.

Hay además en este lugar, una capilla con todos los nombres de los soldados grabados. Llama la atención que algunos nombres fueran alemanes. El hombre nos contó la historia de varios de ellos, como la de un chileno de origen portugués de apellido Silva, que emigró a America y mira por dónde,  terminó en Francia. Pero en verdad cada uno de ellos tenía una gran historia.


Valga esta entrada como homenaje.

domingo, 14 de julio de 2013

Alforjas

Lo que nos llevamos....

Cuando tienes que echar tu casa en un pequeño espacio como son dos alforjas, tienes en cuenta muchas cosas: lo primero es que el peso que metas en ellas, lo vas a tener que arrastrar. Otra cosa a tener en cuenta es el tiempo que vas a estar fuera, en nuestro caso, los 6 meses pillan primavera, verano, otoño e invierno, o sea ropa para todas las épocas. En todo caso, ropa técnica fácil de lavar y que pese poco.


Se podría dar muchos detalles de la ropa, tanto para la bici como de paseo que llevamos, el neceser, la ropa interior, utensilios y herramientas para la bici. etc. Una lista larga y aburrida. Nos parece más interesante nombrar todos aquellos complementos que se pueden llamar los "gadgets" y que pueden ser tanto o más importantes que lo demás:

- el cubre-alforjas

- mini-linterna
- imperdibles y clips
- abrazaderas (lo arreglan todo)
- los pulpos (para sujetar hasta ocho cosas al mismo tiempo)
- utensilios de pique-nique
- bolsas de plástico
- cuerdas para tender la ropa
- jabón lava-todo y estropajo
- mono-dosis de aceite de oliva, te, azúcar, leche en polvo y café soluble
- versión "bonsai" de productos para la higiene personal

-gomas de anilla para atar cosas. 
-chaleco reflectante para días nublados.
- y finalmente, amuletos y otras sugerencias de amigos y familiares

Por suerte, el tiempo va acompañando y la mitad de la ropa, es especial la de más abrigo, ni la hemos tocado.

Sobre las alforjas, decir que las mías son unas Vaude impermeables, con capacidad para 20 l. Cada una. Con 2 puntos de anclaje tipo abre fácil. Las de Fini son más clásicas, tienen 5 puntos de anclaje con velcro, pero en cambio tienen un montón de compartimentos.


sábado, 13 de julio de 2013

Dirección la Belgique

"Metró-Boulót-Dodó" así es como llaman en Francia (sin las tildes) a la rutina de "metro-curro-dormir", y así es como nos pusimos en marcha con nuestra tarea diaria.

Después de una salida tardía debido a una reparación inesperada de la bici de Fini...rodamos bajo el sol de mediodía por la región de la Picardie en dirección a Compiegne, entre campos de trigo y uvas de champán.

A nuestro paso, numerosos cementerios recordaban los efectos terribles de las dos guerras mundiales. Nos dimos cuenta de lo importante que fueron las batallas libradas en esta zona, recordando nuestra visita al cementerio americano de Chateau-Thierry.

Llegamos a buena hora a nuestro albergue ya convenido en Compiegne. Allí ya se encontraban una pareja de holandeses que viajaban en bici, habían recorrido España y ahora volvían a casa. Ni más ni menos que 12 semanas en bici y con algunos años más que nosotros.

Al día siguiente, tras hacer una breve visita al casco histórico de Compiegne, remontamos el río Oise hacia nuestro destino de ese día. Por el camino encontramos una abadía cisterciense en Ourscamp, uno de los vestigios más importantes de esta orden y de singular belleza.



El albergue de Tugny et Pont nos esperaba con una apariencia muy pintoresca. Un estanque, una cuadra con animales, una capilla artística y un taller de escultura regentado por el dueño del taller.

Despertados por el canto de los pájaros, hicimos un paseo matutino por el estanque y de nuevo en ruta por el Canal de St. Quentin hacia la ciudad del mismo nombre. A partir de ahí, la búsqueda de nuestra morada en Rumegies, se convirtió en una auténtica epopeya: atravesamos tantos cruces y pueblos que sería imposible de recordar. Finalmente, dimos con nuestros huesos en una mobile-home del camping Le Petit Clos.

La salida hacia Tournai representaba otro momento importante. Sobrepasados dos vastos países, España y Francia, llegamos a Bélgica. Prueba de ello, es el paso fronterizo aún existente en Rumegies. Ya en Tournai, ligeros cambios en las casas, las gentes y el ambiente constatan que estamos en otro país.


Como conclusión de nuestro periplo en Francia ya hemos resaltado sus ríos, sus boulangeries y sus bosques. Aun faltaría decir tres cosas. Primero, su vertebración acuática por canales todavía navegables. Segundo, que la amabilidad de sus gentes contrasta con una primera impresión fría. Y por último,  que siendo una República es un país muy religioso.

martes, 9 de julio de 2013

Torcy en Valois toujours

En este tipo de viaje, cuando a priori no conoces el sitio donde vas a dormir, los lugares donde vas a  pasar ni a las personas que vas a conocer, todos los días son una gran sorpresa, como un regalo envuelto en varias capas de papel que tienes que abrir poco a poco. Esta vez el regalo lo hemos encontrado en Torcy en Valois, cerca de París, donde nos han acogido con Laurance y Joel. Amigos que conocemos porque tienen una casa en Albatera.


La llegada a su casa nos ha hecho conocer la región de La Picardie, donde además de la uva del Champagne, hay muchas historias por descubrir. Hemos visitado Chateau Thierry que es conocido por su fortaleza y por una batalla de la Primera Guerra. Hay un territorio de los Estados Unidos escondido aquí, donde los americanos tienen un cementerio con los soldados muertos en batalla y un monumento conmemorativo. Todos los días se realiza un ritual con la bajada de la bandera americana y el encargado de hacerlo nos pidió participar con todos los honores. Un momento muy solemne y emocionante.


París se merece una buena visita, así fue como Laurance nos hizo de guía con un recorrido plenamente turistico. La ciudad rebosaba de ambiente veraniego y visitamos todos los monumentos de sobra conocidos. Otro día formidable.


Estos días, además de descansar hemos hecho algunas labores de mantenimiento. Entre otras cosas, Pascual se ha dejado "tomar el pelo" por Joel, que ha hecho las veces de coiffeur...Y esta es la cara que se le quedó al mirarse al espejo...


No podemos más que agradecer a nuestros anfitriones el tiempo que nos han dedicado tan amablemente. Nos han hecho sentir como en casa. Merci beaucoup merci bien pour tout.