domingo, 29 de septiembre de 2013

De Leman a la Mer


Salimos de Genève siguiendo las señales de la Ruta 1, que conecta el lago de Leman en Suiza, con el Mediterráneo en Francia, siguiendo el curso del Ródano, un pedazo de río que nace en los Alpes y atraviesa el sureste de Francia para morir en Marselle.

Un simple cartel que anunciaba que entrábamos en la Alta Savoya, fue el único testigo y aviso de nuestra entrada en Francia. Zona montañosa y verde, pero se notaba que ya no era Suiza, por que ya no hay carriles para bici en la carretera, los conductores son más agresivos y los perros ya no son meros animales de compañía. Eso y que ahora compramos en Carrefour.

El Ródano es un río ciclable pero con muchos usos...ruta comercial navegable, centrales eléctricas y nucleares, embalses...todo le cabe "al servicio de la nación".

La primera etapa nos condujo a Chanaz un pequeño pueblo a orillas del Ródano, con canal navegable y cerca del puerto del Grand Colombier, por ello un punto muy visitado por ciclistas amantes de la montaña. Aquí hemos dormido en el Herberge El Camino.


De Chanaz, con el cauce del río a la derecha, llegamos a St. Genix sur Guiers, previo paso por el desfiladero de Balmes, donde las aguas se encañonan y la ruta se estrecha para pasar por túneles entre la montaña.

De Savoya hemos pasado al departamento de La Drôme, donde destaca por su arquitectura el pueblo de St. Antoine l'Abbaye. La vid, los manzanos y los nogales están presentes en la ruta. El tramo de hoy se dirige hacia La Côte-St-André, donde hemos tenido acogida jaquariana chez Cecile, avec son enfants Gabriel, Liz, Louis- Marie que es su marido y les animaux. Hicimos crépes a la francesa. Muy divertido.


Nos dirigimos después a Glun, cruce y vértice de dos caminos de Santiago en Francia, Via Arles y Via Le Puy. Seguimos por tanto en la Drôme y pedaleando a izquierda y derecha los meandros del La Rhône y sus puentes.


En Glun, tenemos acogida en casa de Catherine, mujer retirada, muy creativa. Tiene una casa antigua con jardín,  donde los fines de semana organiza talleres de escritura. Nosotros hemos dormido en la buhardilla. Toda de madera con vigas que cruzan y desde la ventana se contempla una vista bonita del pueblo, en la que sobresale la torre de la iglesia. Catherine, nos ha tratado de maravilla. Nos ha encendido el fuego y nos ha hecho pan torrao.

Siguiendo como no el cauce del Ródano, hemos atravesado la ciudad de Valence, ni grande ni pequeña, provinciana se diria, pero muy atractiva. El día acompaña y la gente está en los parques, pescando en el río, etc. De ahí, nuestro camino atraviesa pueblos medievales como Teil, Cruas, Bourg-St. Andéol. Entramos en la región del Ardeche, el clima mediterráneo se empieza a notar, y va vemos higueras y granados. Hoy dormimos en St. Martin d'Ardeche, albergue municipal.



domingo, 22 de septiembre de 2013

Interlaken - Entrelagos

El Camino Central en Suiza

Salimos bien temprano de Brienzwiler, pues teníamos una etapa larga hasta Heitenried, nuestro destino a casi 90 Kms. El desayuno, con los diferentes panes, típicos de la zona, el queso, algo de fiambre, zumo, café y un preparado de muesli que llaman Bircher Müsli, con cereales, yogur y fruta fresca, nos dio la energía para el largo camino.

El día perfecto, soleado aunque fresco, 12°C a las 10 de la mañana. Coincidió que era domingo, parecía que habíamos salido de casa para hacer un simple entrenamiento. Además estos últimos días hemos tenido mucha suerte con el tiempo: sol y más de 20°C de máxima. Así llegamos a Interlaken, ciudad situada como su propio nombre indica, entre dos lagos, los cuales hemos ciclado de punta a punta. Seguro que echaremos de menos ir al lado del agua cuando no la tengamos. Han sido más de 40 Kms bordeándolos mientras las alturas de los inaccesibles Alpes nos acompañaban con sus lejanas y blancas cimas, con subidas y bajadas, colinas y montañas que nos hacían estar de 400 a 1000 m en el mismo día y a 400 m otra vez.


Creemos que las vacas suizas son bastante felices, porque se encuentran en un paraíso de paisaje con abundante comida. La imagen que tenemos de Heidi y la publicidad de Milka se cumplen al dedillo.

De Interlaken fuimos a Amsoldingen, Watenwill, Schwazenburg , pequeños pueblos en la ruta que invitaban a descansar un rato tumbados en la hierba de cualquier colina, mirando al valle y sacar el picnic. Finalmente llegamos a nuestra morada en Heitenried, donde Frieda y Klaus nos acogieron con una cena caliente: polenta, que nos hizo recuperar las fuerzas. Tienen una perra juguetona, Jaca. Klaus ha hecho el camino en España, así que la conversación la podeis imaginar.

En el cuarto día en Suiza, nuestras ruedas apuntaron hacia Friburg, la primera ciudad importante en nuestro itinerario. La visitamos durante varias horas, en nuestras subidas y bajadas conocimos a Marcos, un sevillano gracioso -como no podía ser de otra manera- que nos saludó al ver la bandera española. La ciudad tiene grandes desniveles y está rodeada de puentes que sortean los valles de su alrededor. Nos sorprendió, nada sabíamos de este Friburgo suizo, pero es muy atractiva. Su catedral lleva el nombre de San Nicolás. Aquí se empieza a hablar francés, luego teníamos que cambiar de chip. Es curioso esto de Suiza, un país sin lengua propia, parece como inventando.




De Friburg siguiendo la ruta compostelana, encaramos a Romont, pueblo que da nombre a la región. Aquí nos han acogido Geraldine, Olivier y Raphael un suizo que habla español, amigo de la familia, aunque parecia el dueño de la casa. Geraldine y Olivier han realizado varios viajes por el mundo y están preparando una aventura americana-asiática que les va a llevar un año de viaje y con los niños. Les deseamos que todo les vaya bien, en especial con las baterías de litio.



Geraldine, Amalia y Estaban nos acompañaron los primeros metros de la etapa hacía Lausanne. La ruta 99 es la que nos ha llevado de la montaña a la costa -lacustre-. A nuestra izquierda el Mont Blanc nos avisaba de la cercanía con Francia. La ruta, muy rural nos desemboco en el Lago Lemams, cargado de niebla. Es tan grande que parece un mar. A sus orillas,  crecen los viñedos, dándole un toque mediterráneo. 

Entre viñedos y siempre mirando al Lago Leman, hemos llegado a Lausanne. Lo primero, nuestro tributo a Samaranch en el Museo Olímpico. Hemos patinado con la indumentaria de principios de siglo pasado. Tras unas cuestas más y algún que otro ascensor, alcanzamos la catedral y un dimos un pateo antes de llegar a casa de Pauline y Jo, que hace una semana vinieron de hacer un viaje de 6 meses por Europa del Este. Pauline estaba muy contenta de tenernos como su primer Warmshower, nos dedicó un plato típic suizo, Papet Vaudoise.




Tres días en Leman

Hoy hemos llegado a Ginebra desde Gland (en francés "bellota"), un pueblo a medio camino entre Lausanne y la capital Suiza. Con este es el tercer día que vamos bordeando el Lago Leman, para que veais que es grande.

El geiser artificial que sale del lago es lo primero que se divisa de Genève, al llegar. En el caso de este lago -como pasaba en el Lago Constanza y el Rhin- el que lo atraviesa es el río Ródano. Además, otro río disecciona la ciudad el Arve. Ambos, dividen la ciudad en dos,  uniéndose los cauces en "la Jonction". Varios puentes hacen la ciudad pateable, ciclable. Hay estudiantes y turistas. Se nota la cercanía de Los Alpes, que se divisan al fondo. 


La última velada en Suiza la pasamos con una familia suizo-chilena amantes de la bici. Conocimos a Luciane, Marcelo, Carlitos y Leonore, una familia muy agradable y simpática con los que pudimos hablar español en Ginebra.


No quisiéramos despedirnos de Suiza sin decir que es una maravilla ciclar por ella. Hemos tenido la suerte de disfrutarla con lo que llaman en francés "l'été indian" el veranillo del membrillo o de San Miguel, y eso ha ayudado, pero linda Suiza. Os la aconsejamos, aunque sea en plan turista.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Bodensee

Desde Ulm cogimos la ruta ciclable Donau-Bodensee, que une Alemania con Kostanz, para pasar a Suiza.

La primera etapa de este tramo nos dirige a Biberach, ciudad de la que no podemos destacar gran cosa. Al día siguiente pasamos por Weingarten y Bad Waldsee, ciudad termal con lago, para llegar después de un tramo de bosque a Ravensburg, nuestro destino de hoy, donde nos hospedamos en casa de Barbara y Achim (de Joachim), unos amantes de la bici, con el bagaje de haber realizado durante un año un viaje en bici desde Los Ángeles a Buenos Aires. Pasamos una agradable velada. Bárbara cocinó pasta con calabaza, receta de la que hemos tomado nota. Además, nos hizo de guía turística de la city, que con sus al menos diez torres, es muy bonita.

Nos pusimos en marcha un día lluvioso para salir de Ravensburg. Encima, todo el atuendo de batalla, con bolsas de plástico en los pies incluidas. El día fue mejorando, de modo que pudimos observar con claridad, desde lo alto y a lo lejos, la inmensidad del lago, al otro lado ya se veía Suiza y al fondo, los Alpes nevados, una gran estampa.

Paramos en Meersburg, ciudad portuaria -con lago-, coqueta y turística muy bonita, con castillo y todo.Por la que paseamos un rato, antes de coger el ferry que nos cruzaría por el Bodensee hasta Konstanz. Este lago tiene varias particularidades, aparte de ser transfronterizo, ya que es compartido por Alemania y Suiza, está atravesado por el río Rhin, (aunque no pudimos visitar las cataratas que hace muy cerca de aquí, en Schaffhausen).


Del barco bajas montado en la bici y coges el carril ciclable que te lleva al centro de la ciudad..... Estos alemanes son la leche.... En Konstanz habíamos quedado con nuestra nueva anfitriona, Brigit, una guía turística de viajes en bici, que vive junto al Münster -catedral- y desde la fachada de la misma sale el Km 0 del Schwanweg, Camino de Santiago en Suiza. toda una coincidencia. Konstanz, tiene un casco histórico muy contundente, con sabor marinero.

Por la mañana nos despedimos de Birgite en la puerta de su casa, mientras nos hacía una foto montados en las bicis. Estamos algo expectantes porque cruzábamos a Suiza y en tan sólo 15 minutos nos encontramos frente a unos gendarmes y un cartel que anunciaba Zoll (frontera). Cruce que ha sido deseado después de cruzar durante más de dos semanas, de Norte a Sur, la vasta Alemania.


Desde los primeros kilómetros, ya nos dimos cuenta que la cosa apuntaba para arriba. Caímos en la cuenta además, que hacíamos el Camino en el sentido correcto, hacia Santiago, no como en el viaje de ida, que íbamos en sentido inverso. Las primeras pedaladas por la Schwanweg, nos dirigieron a través de pequeñas rutas y pueblos, entre los que nos sorprendió ver el de Weinfelden, como la cervecería de Albatera.

En esta mañana fresquita entramos a ver si nos podian echar un vistazo a los frenos de las bicis, y el dueño de la tienda Pedalier en Wald, nos hizo un regalo de bienvenida al país, no nos quiso cobrar la cámara que le pedimos. Por cierto, que los pinchazos ya rozan la centena.

En el camino a Steg, nuestro destino de hoy, ya comprendimos que estamos seguramente en el país más montañoso de Europa y sin duda el más verde. De un verde a rabiar. La segunda etapa en Suiza nos dirigió bien temprano a Rapperswill, ciudad al borde del lago de Zurich, con un Schloss y un Kloster que junto a la cercanía del lago, le hace tener un encanto especial, por la que da gusto pasear.


De aquí nos hemos dirigido a Schwyz, teniendo un tramo de subida tremenda y luego otro tramo de una gran y larga bajada, durante la que hemos hecho varias paradas para observar el impresionante paisaje de valles hasta lo más hondo y cimas nevadas hasta lo más alto.


Hoy tocó dormir en Brunnen, en un Kloster, donde la hermana Irenna nos recibió con entusiasmo.

Comenzamos la nueva etapa tomando un ferry en Gersau, para pasar el lago de Lucerna y poder continuar la ruta hacia, Stans y Salchsen, atravesando varios puentes de madera en la ruta que recordaban a los de Madison. Luego una gran subida nos llevó al paso de Brünig (1007 m), atravesando un valle glacial primero y después un lago a 700 m de altitud.


Entendemos ahora que Suiza haya dado corredores de la talla de Alex Zülle o Tony Rominger, sin que a priori tuviesen el perfil de escaladores.

El descenso hasta Brienzwiler nos hizo pensar que pronto estos sitios se cubrirán de nieve. Llegamos a nuestro Pilgerheberge jacariano, donde encontramos una pareja de hospitaleros que cuidaba de él y una peregrina de Laussane, que hacía el Camino a pie. Todos juntos compartimos mesa para la cena tomando de postre unas uvas negras de la parra que adorna el patio.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Via Imperii 2

En la residencia de ancianos, junto a nuestra morada en Hof, ya nos tenían preparado el desayuno a eso de las 7am. El día estaba lluvioso. Nos costó encontrar la ruta de salida, pero no nos amendrentamos.

Nos dirigimos a Bayreuth, por carreteras secundarias que conducen a pueblos y a aldeas. Observamos carteles de propaganda política desde hace varios días. Y es que pronto habrá elecciones nacionales. El paso por estos lugares recuerdan a nuestra Galicia rural. La sorpresa fue que Bayreuth es más importante que Hof, unversitaria, cultural y con un centro muy interesante. Por cierto, la ciudad de Wagner.


De Bayreuth fuimos a Pegnitz, por la pista ciclable que lleva su mismo nombre. Una delicia ir lejos de la carretera, con tranquilidad y silencio, solo el sonido de nuestras ruedas al roce con el asfalto. Pegnitz es un pueblo coqueto, tranquilo, con río. Fue nuestra parada obligada para cambiar la llanta de la rueda de atrás de la bici de Fini, y se nos echó la tarde encima. No obstante tuvimos una buena acogida Jacariana.

De Pegnitz, a Betzenstein y Grafenberg, dos pueblos en el camino con entrada de puerta amurallada y fachadas pintadas con motivos varios. Muy coquetos. Seguimos ahora la ruta Casanova, que nos llevará a Nürnberg.


Fue en esta zona que atravesamos una frontera "antigua", ni más ni menos que de 1989. Era la separación entre las dos Alemanias, ahora simplemente entre las regiones de Sajonia y Bayern. Seguro que recordareis la fecha del cartel.

Poco a poco nos acercamos a Nürnberg. El acceso a la ciudad no fue excelente. Se mezclaron sensaciones personales y la dificultad de la ruta nos hizo compartir el carril con los coches. La tarde de lluvia no acompañó, pero tras el día de descanso que le dedicamos, entendimos a la joya de la corona de esta zona. Aquí tuvimos acogida jacariana de una peregrina habitual, Camilla. Compartimos cena con Cora también,  su hija de 16 años, que ha aprendido mucho de hospitalidad trabajando en albergues del camino.



De Nürnberg nos dirigimos a Gunzenhausen, aoejándonos en una de sus pedanías, Aha, en una  private zimmer (... habitación). 

Definitivamente,  el otoño ya ha llegado por aquí..... las hojas caen, llueve día si y otro también y la temperatura máxima está entre 10 y 15 grados. Hemos estado un par de días titubeando, pero ahora ya hemos sacado todo el arsenal de ropa de abrigo, malla y mallot largos.

Muchos pueblos de esta región de Bayern, tienen restos de muralla y se accede a ellos por puertas de lo que fue la antigua ciudad medieval. Tal es el caso de Nördlingen,  cuya muralla es circular, desde el aire parece una plaza de toros. Es esta ciudad el centro neurálgico de un Parque Nacional con motivo geológico. Y es que los alemanes tienen uno de los más claros cráteres meteoríticos del mundo, el cráter de Ries. La edad es de 15 millones de años y el diámetro de unos 25 Km. Por supuesto, han aprovechado para hacer una ruta en bici dentro de él.





A lo lejos, en el camino, la torre de la catedral de Ulm, por algo con sus 147 metros es la más alta del mundo. Llegamos a la ciudad  bordeando un deseado y caudaloso Donau, que es como llaman los alemanes al Danubio, para luego entrar por la puerta de la antigua muralla.


La cercanía del Danubio se nota. Hay muchos cicloturistas que lo 
recorren de uno a otro lado, hace semanas que no veíamos tantos. Desde la frontera de Suiza hasta la austriaca, por algo es como el "papá" de de las rutas fluviales en bici.