La entrada a Burdeos, con carriles bici varios, nos llevó hasta la Pza. de la Victoria, donde un Arco del Triunfo y una tortuga nos dieron la bienvenida. La búsqueda de la Oficina de Turismo nos hizo transitar por el centro de la ciudad: Rue Ste. Catherine, la grandísima Catedral a St. André, y la Pza. de la Comedia con su Teatro. Descubrimos así una ciudad abierta con muchas bicis, coches y todos conviviendo con una red frecuente de tranvías.
De momento nos aturdió tanto bullicio, después de varios días de tranquilidad, pero pronto nos adaptamos. Inesperadamente en Turismo nos dieron las señas de nuestro punto de acogida, el Centro Diocesano Beaulieu, donde nos alojamos junto con los seminaristas que allí estudian. Un sitio curioso! Y así dedicamos la tarde a conocer la elegante ciudad.
Al día siguiente, la Avda. Víctor Hugo nos condujo a cruzar el río Garonne, por el puente de Aquitania y pusimos rumbo a nuestro siguienta destino:St. André de Cubzac. Como cabía esperar, a su entrada vimos emocionados el nombre de Albatera. Teníamos ilusión de tener el sello de este pueblo con el que estamos hermanados, en nuestra credencial.
De ahí nos dirigimos a Bourg y Blaye, surcando la Ruta del Estuario de La Gironde. Este nombre se refiere a la desembocadura de dos grandes ríos:el Garonne y el Dordogne. La ruta nos llevó por casonas con barcas aparcadas en el jardín, puertos fluviales y viñedos...todo invitaba a disfrutar del paisaje. En Blaye, la Ciudadela de Vauban, muy bien conservada y con preciosas vistas a La Gironde, tomamos una pista ciclable para llegar a St. Martin Lacaussade. Nuestro destino por este día.