Bremen-Hamburgo
La salida de Bremen, pasando por la Estación Central, nos llevó por la ciudad universitaria y las indicaciones perfectas para bicicleta. Primero Lilienthal y Zeven, hasta Harsefeld. Allí no teníamos ningún alojamiento seguro, lo que hicimos fue esperar que abriera la iglesia protestante que da acogida a los peregrinos, que por ser viernes, no abría. Así fue como conocimos al marido de la encargada del Museo del Kluster de Harsefeld, Carlos, antiguo capitán de barco, que hablaba inglés.
De una forma muy diligente nos puso en contacto con otra iglesia, la católica de San Miguel, donde una concha de Santiago marcaba el punto de acogida. La hermana Theresia nos abrió las puertas del albergue que ofrecen a peregrinos. Amabilidad extrema, sitio limpio y moderno. Otra gran sorpresa del Camino.
La salida al día siguiente por el bosque del Antiguo Monasterio Benedictino (último reducto católico en el Elba después de la Reforma) hasta Honemburg nos deleitó con un entorno de lo más rural, una delicia matutina con lago, cisnes, y hasta cerditos.
Al igual que el Sena en París, el Elba recorre la ciudad de Hamburgo. Pero la diferencia importante, tal y como pasó en Amberes, es que hay que cruzar el río para entrar a la ciudad, pero esta vez en barco. Es curioso que no haya otro acceso para bicis. Si lo hay para coches sólo por autopista. Al cruzarlo, el mismo corredor del Elba, te introduce en la ciudad.
Aquí el río forma muchos canales como en Amsterdam, Utrecht y otras ciudades de Holanda. Los edificios antiguos se solapan con los modernos formando una disposición curiosa y atractiva a la vista.
El Elba es el rio más conocido de Hamburg, pero donde la gente sale a pasear, corre, hace bici, rema, nada y se tumba en la hierba a tomar el sol, es en el Alster, que recorre más de 20 km, hacia el norte de la ciudad entre bosques y jardines.
El edificio del ayuntamiento (Rathaus) es impresionante y entre los bloques modernos, sobresalen las cúpulas altísimas de San Miguel, San Pedro y Santiago. Luego están las protestantes y las luteranas. O sea que aqui rezar, se puede. Hay un barrio con muchos restaurantes portugueses, prueba de que éstos vienieron mucho en barco por aquí. Al lado del río está la fábrica del Airbus.
Nuestros anfitriones hoy han sido Michael y Jutta, que tambien han hecho el camino de Santiago en España y Francia. Michael nos vino a recoger en su coche con las bicis y todo para ir a si casa. Allí nos tenían preparada la buhardilla. La verdad que a veces nos sentimos abrumados. Han sido muy gentiles y nos han acompañado un rato en bici por la mañana en nuestra ruta.
De Alemania podemos decir que esta parte, La Baja Sajonia, es llana, hay molinos y canales como en Holanda. En cuanto a la gente, amable, si te ven parado consultando un mapa se detienen para ayudarte, pero hablan poco inglés.
CHIC@S ..MUCHA FUERZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.....
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